Hace 24 años, cuando decidí abrir las puertas de Viva Chapata, pocos imaginaban que un restaurante vegano pudiera tener tanto recorrido en Madrid. Era un reto, pero también una oportunidad para mostrar que otra forma de comer era posible, con platos llenos de sabor, conciencia y cercanía.
Hoy miro atrás con orgullo. Lo que empezó como un pequeño proyecto se ha convertido en un lugar de referencia para quienes buscan cocina vegana en Madrid, manteniendo siempre la esencia que nos caracteriza: cocinar con honestidad y pasión.
Los primeros pasos
En los inicios, convencer a la gente de probar algo distinto no fue fácil. Muchos pensaban que la cocina vegana era aburrida o limitada. Pero bastó que probaran nuestras recetas para cambiar esa percepción.
Desde la primera carta ya estaban presentes algunas de nuestras tapas veganas, que con el tiempo se convirtieron en una seña de identidad. Esa mezcla de tradición y creatividad marcó la diferencia.
Evolución con los años
Con el paso del tiempo, nos adaptamos a lo que pedían nuestros clientes: más variedad, más propuestas internacionales y también opciones sin gluten. Cada cambio fue un paso adelante sin perder la esencia.
Hoy seguimos innovando, introduciendo nuevas recetas y apostando por ingredientes frescos y de temporada. Para mí, la clave es evolucionar sin olvidar de dónde venimos.
Un espacio de comunidad
Más allá de la comida, siempre quise que Viva Chapata fuera un lugar de encuentro. Aquí se comparten momentos, ideas y experiencias alrededor de la mesa. La gastronomía se convierte en un puente para conectar a las personas.
Esa cercanía es lo que ha mantenido viva nuestra esencia durante más de dos décadas, y lo que me motiva a seguir adelante cada día.
Mirando al futuro
El reto ahora es continuar siendo un referente de la cocina vegana en Madrid, manteniendo la calidad y la accesibilidad que nos definen. Sé que aún hay mucho camino por recorrer, y estoy emocionado por lo que vendrá.
